Sabina en Boca, un placer.

Sábado, Sabina, Boca, Lluvia.
Duro una hora menos, pero esa hora y media, por más rápido que trasncurriera, fue totalmente increible.
La misma lluvia que hizo que todo terminara, fue la que le dio el acabado más precioso a Ruido; también el fuerte viento que se levanto en pajaros de portugal no hizo más que ponernos más en clima...
La verdad, con el veneno que tenia cuando me iba empapado sin poder el final del show, iba recordando poco a poco lo que había visto y más me daba cuenta que había sido un show expectacular, que fue su primer Boca, que la lluvia cuando estuvo fue un ingrediente exquisito y que esa cancelación va a ser lo que va a dejar el show más fuerte en la memoria de todos; y repito, vallase a saber quien va a poder ver Ruido como se vio en ese show, o Pajaros de portugal, o la (por suerte) interminable Y sin embargo, la preciosa Esta noche contigo, o mirara un cielo relampagueante mientras escuchas el triste final de Con la frente marchita.

Otras cosas a destacar, la impresionante voz de Helen de Quiroga, la version rockera de Esa boca es mia.

Diria mucho más, pero tengo que hacer, asi que aca dejo dos notas de el diario clarin y la nacion... la de clarin apesta.








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Según La nacion: (lean esta nota que esta bastante buena, con un par de salvedades y errores)

Presentación de Joaquín Sabina. Músicos: Pancho Varona (dirección musical, guitarras y bajo), Antonio García De Diego (teclados y guitarras), Helen de Quiroga (coros), Jaime Asúa (guitarra rítmica), Paquito Beneyto (batería). El sábado en el estadio Boca Junior.
Nuestra opinión: muy bueno

"Vamos a esperar un poquito porque me dicen que está peligroso." Fueron las últimas palabras de Joaquín Sabina antes de abandonar el escenario. Faltaban ocho temas todavía para el final del concierto, pero la torrencial lluvia que se descargaba sobre el público; el viento que hacía temblar toda la estructura del escenario y las pantallas de video, y los truenos que aportaban un clima tétrico terminaron por darle un final abrupto al primero de los shows en la Bombonera.

Ni siquiera la estampa de Osvaldo Pugliese (que siempre trae suerte), pegada en la credencial de una encargada de prensa, logró ahuyentar el mal humor del cielo violeta; Fito Páez se tuvo que quedar en camarines sin poder subir a cantar junto a su enemigo íntimo "Llueve sobre mojado", para exorcizar esa pelea que tanto le dio de comer a la prensa amarilla. Parecía que la mala racha del equipo de Boca daba sus últimos coletazos en la Bombonera y la fiesta para el español no pudo ser del todo completa.

Hasta la suspensión del concierto, Sabina capeaba el temporal como un torero de escenario, haciendo delirar al público con sus canciones himnos (un clásico detrás de otro casi sin respiro), y una banda afiatada que sonaba eléctrica y sin fisuras, adaptada perfectamente al formato gigante de estadio.

A pesar de que la lluvia caía torrencialmente desde la mitad del show, la Bombonera mantuvo todo el tiempo el clima festivo de un clásico Boca-River, y la masa colectiva formada por esas 35 mil personas no paraba de corear de principio a fin temas como "Ahora que", "Mentiras piadosas", "Con la frente marchita" o "Por el boulevard de los sueños rotos", mientras revoleaban remeras y agitaban el ambiente con un entusiasmo futbolero.

De golpe, las luces del escenario iluminaron la cortina de agua que caía sobre la gente ubicada en el campo. La imagen, que no hacía más que darle un tono épico y memorable al primero de los conciertos de Sabina, obligó al artista a quedarse como hipnotizado mirando al público mientras se mojaba de pies a cabeza. Luego dijo: "Pensábamos que lo habíamos visto, gozado y vivido todo, pero esto no lo habíamos vivido nunca".

El cantautor español pisaba por primera vez la Bombonera en calidad de músico -contó que ya lo había hecho como aficionado y turista curioso- y armó un concierto celebratorio y a la medida de sus seguidores, con varias citas "bosteras" como en la rumba "Dieguitos y mafaldas" de su álbum "blanco" 19 días y 500 noches , en el que demuestra que sus canciones tienen ese perfume popular de los himnos tribuneros.

En ese escenario gigantesco con la resonancia acústica de la Bombonera, sus estribillos -tratados filosóficos sobre la soledad, la calle, la noche y los corazones rotos- calaron con emoción en parejas treintañeras, chicas "rollingas" y adolescentes seguidoras de Los Piojos, mujeres de 40 con pasado roquero, progres modernos y hippies seducidas por ese poeta burlón cada vez más parecido a un Pappo de la canción romántica urbana, sobre todo por el tono cavernoso de su voz.

El fenómeno que se generó alrededor del personaje Sabina y marcó nuevos récords en su carrera, a partir de su último disco, Alivio de luto, y la velocidad con la que se vendieron las entradas para estos dos conciertos en el estadio de Boca se reflejó en un estadio cubierto por un público que le dedicaba cánticos y encontraba eco cómplice en esas viñetas y frases de grafitis que aparecían en canciones tan porteñas como "Con la frente marchita", donde todo el mundo al unísono suscribió cantando: "No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió".

Canciones para todos

La primera parte del show en que el cantautor salpicó clásicos como "Quién me ha robado el mes de abril" con algún tema nuevo como "Aves de paso" transitó musicalmente por un sonido más pop que roquero -salvo en la explícita "Conductores suicidas"- sostenido en la guitarra líder de Pancho Varona y en la nueva corista Helen de Quiroga, quienes también tuvieron sus cinco minutos de fama cantando en los temas "Marilyn Monroe" y "Esa boca es mía". De alguna manera, lo de Varona y Quiroga fue un premio a la solidez que aportan al grupo y también la excusa perfecta para que la voz de Sabina recuperara oxígeno en medio del show.

Después del breve descanso del cantautor, a pesar de que la lluvia caía insistente, Sabina se calzó la guitarra acústica e invitó a la gente para que se sintiera como en un bar, con su copita en la mano. Allí sacó de su atiborrado cajón de éxitos varias joyas de su cancionero como "Y sin embargo", que tuvo su introducción con una versión al andaluz a cargo de la nueva corista, y después uno de sus grandes himnos, "Calle melancolía". En ese ida y vuelta que se produce entre Sabina y su público, la canción suena tan convincente porque se completa con el significado, el recuerdo o la emoción que le pone cada uno de los 35 mil espectadores que pueblan la cancha de Boca.

Al español se lo vio comodísimo en este formato de gran estadio, a pesar de estar acostumbrado a los teatros; caminó muy bien en ese escenario de grandes dimensiones, montado sobre los palcos, y descansó artísticamente en su numerosa banda y en los coros de la gente, sobre todo hacia el final del concierto. Antes de que todo terminara abruptamente, el cantautor ofreció bellas versiones de los temas "Pájaros de Portugal", la balada "Una canción para la Magdalena", y encaraba la etapa final del show con la contagiosa "Ruido". Después vino el diluvio.

Por suerte, un Sabina emocionado ya se había tomado el trabajo de agradecer al público esa complicidad extrema que lo mantuvo estoico durante casi dos horas cantando bajo la lluvia.


Susto en el final del show

  • Cuando el escenario se apagó de golpe y la suspensión del concierto ya era un hecho por la tempestad que azotaba al estadio, hubo durante varios minutos algunas escenas de pánico entre la gente, sobre todo entre el público ubicado en el sector alto de las plateas del estadio Boca Juniors. Pedazos de revoque que volaban por el aire; apretujones que no llegaron a mayores; desesperación y desorden en las escaleras de salida, y ninguna previsión de los organizadores ante la furia de la naturaleza dejaron un final agridulce.

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Según Clarin (esta nota esta bastante mala)

Sabina se despidió con otro recital ante 35 mil personas en La Bombonera

El cantante español se presentó anoche por segunda vez en el estadio de Boca ante una multitud. El sábado, el show se suspendió antes por el violento temporal que azotó a Capital y Gran Buenos Aires.

El cantautor español se despidió anoche de la Argentina al presentarse por segunda vez en el estadio de Boca, ante unas 35 mil personas. El último show del andaluz arrancó pocos minutos después de las 21 y desató la ovación del público, el que coreó sus canciones como himnos propios.

El show del sábado debió ser suspendido antes por el violento temporal de lluvia y viento que azotó la ciudad durante la noche y destruyó parte del escenario.

Sabina dio por concluida la primera presentación por considerarla "peligrosa" cuando todavía faltaban tres de los temas programados y cinco "bises", entre los cuales estaba incluida la canción "Llueve sobre mojado".

"Cuando entonan mis temas con tanta precisión me siento como en casa", confesó Sabina ante la multitud.

El intérprete de "Y nos dieron las diez" llegó a Buenos Aires a principios de mes acompañado por su corista Gerende Quiroga en el marco de la gira "Carretera y Top Manta", la cual inició en septiembre pasado en México y finalizará el miércoles 20 de diciembre con una presentación en Chile.

Ante una Bombonera repleta y un público eufórico que no se quería ir, Sabina hizo un repaso de su discografía en dos shows intensos, que ni el temporal que se desató el sábado logró opacar.

"Calle de la melancolía", Ahora que..", "Una canción para la Magdalena", "Mentiras Piadosas","Resumiendo", "Quien me ha robado el mes de abril?", "Sietes crisantemos", fueron algunos de los temas que provocaron el delirio de la gente, que haciéndole frente a la lluvia, no dejó de saltar, hacer pogo y cantar.

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